Vino a la luz del mundo un 23 de diciembre de 1841 en la ciudad de Puerto Príncipe, hoy Camagüey; tierra donde al igual que toda Cuba continuamos cabalgando con El Mayor.
Con la vergüenza se tejió su temple y coraje en la manigua redentora en combate por la independencia de su Patria. Conocido y admirado por todos sus compañeros de luchas que bien le entregaron para la posteridad de la historia el sobrenombre de El Mayor, Ignacio Agramonte Loynaz destacó desde 1869 como líder político y jefe militar con arrojo y creatividad en decenas de acciones combativas. De su capacidad como estratega no pocos conocen en la historiografía de Cuba, mucho más en aquellos testigos de su actitud en hechos como la reunión de Minas y el rescate de Sanguily. Importantes triunfos bajo su mando cosecharon las tropas mambisas frente a las fuerzas españolas. Más que educador y organizador como definiera al referirse a él el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, el camagüeyano Ignacio Agramonte es símbolo de cubanía y de los valores de un pueblo presentes a través del patriota o mejor como expresara el Apóstol José Martí " de un diamante con alma de beso". Participante de la memorable Asamblea de Guáimaro y nombrado más tarde mayor general y Jefe del Camagüey, el legendario Jefe de la Caballería en su tierra natal desde muy joven figuró además de abogado como un joven diestro en armas de fuego, sable, espada y excelente jinete; cualidades que ostentó el insigne mambí cuyo nombre es hoy símbolo del espíritu de rebeldía de una Isla que le inmortalizó para siempre entre los hombres con nombres escritos en el martirologio de la Patria. Cabalgando con El Mayor continuamos transitando por las sendas del triunfo justo cuando transcurren 182 aniversarios de su natalicio, Agramonte vive y perdura como el sol radiante que ilumina tanto como la vergüenza de los cubanos y aquel carácter que entre tantas virtudes y cualidades morales como expresara el Generalísimo Gómez aseguraron el camino a la Revolución Cubana.
Puede ver también:
http://www.cubadebate.cu/opinion/2023/05/17/ignacio-agramonte-y-loynaz-el-mayor/
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