Por: Departamento de Comunicación Institucional.
Para recordar los sucesos acaecidos un día como hoy se reúnen en el monumento que recuerda a Emilio Laurent y sus compañeros de lucha, las máximas autoridades del municipio, las organizaciones de masas, las FAR , el MININT y los familiares de los caídos.
Han transcurrido 89 años de aquel glorioso día cuando desembarcó en el puerto de Gibara una expedición comandada por el teniente Emilio Laurent.
Carlos Cuenca Silva, Presidente de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana recordó que en agosto de 1931 se desarrolló un fuerte movimiento opositor a la tiranía de Gerardo Machado.
Esa expedición partió el 12 de agosto desde New York, en el buque Ilse Vormauer, integrada por 37 hombres y una notable cantidad de equipamiento militar, y desembarcó sorpresivamente en el puerto de Gibara, haciéndose pasar por un buque mercante, de los que habitualmente arribaban al lugar.
Fue así que los expedicionarios sorprendieron a la pequeña guarnición local y tomaron la plaza, contando con el apoyo de un grupo considerable de vecinos de la localidad y de barrios cercanos al poblado de Velasco, bajo el mando del veterano mambí Manuel Balán Ramírez, conocido popularmente como Lico Balán.
Tras un par de días de combate, el pueblo fue retomado por las autoridades el día 19 y la rebelión resultó derrotada en esa fecha, sucesos que dieron a Gibara la primacía de ser la primera población de Cuba que fue atacada, de manera simultánea, por efectivos del Ejército, de la Aviación y de la Marina de Guerra.
A pesar de los errores cometidos por los expedicionarios al no internarse en los campos para librar la guerra de guerrillas, como aconsejaba la situación, el acontecimiento demostró el heroísmo de los miembros de aquella expedición y de los gibareños que brindaron su apoyo.
Aunque la llamada ¨Guerrita de Gibara¨ resultó una derrota desde el punto de vista militar, no cabe duda de que significó un acontecimiento que, por derecho propio, forma parte de la memoria histórica de la Villa Blanca. 
Por: Caridad Berrillo Peña. 
